Esta entrada va dedicada (con mucho retraso) al Sr. Mondongo, por las incontables horas de música que nos da a sus lectores habituales.
Hablamos de Esqueletos, personalísimo proyecto que ha ido poniendo en marcha Hendrik Röver, líder de Deltonos, en estos últimos tiempos. Un disco editado este año que no se está comiendo un rosco y cuya calidad e importancia es inversamente proporcional al furor que está generando en el mercado.
Hace algún tiempo Röver comenzó a escribir una serie de canciones que no encajaban en los eléctricos esquemas que manejan los Deltonos. Canciones que no necesitaban más que una guitarra acústica y una voz que les diese vida. Aparentemente más apropiadas para una noche alrededor de una fogata con viejos amigos, o para un melancólico domingo por la tarde, que para el humo y las luces de las salas de conciertos. Canciones que desgranan historias de pérdidas y de fracasos, de errores repetidos demasiadas veces, de soledades y sueños, de demasiada bebida y de batallas perdidas antes de luchar siquiera. Canciones que probablemente se disfrutan mejor en soledad. Son más pausadas, más esquemáticas de lo que nos tiene acostumbrados Hendrik Röver. Sobrevuelan los fantasmas de numerosos cantautores country los surcos de esta obra.
Una guitarra acústica acariada por un descarado slide inicia el disco y uno ya se da cuenta de que está ante una obra honesta y valiente, una obra marcada por la fidelidad a una manera de hacer música que hoy en día no cotiza al alza. Lo que viene después es un placentero viaje que discurre a través de emociones universales y cotidianas, pero todas ellas retratadas bajo la singular mirada de Hendrik Röver, que consigue dar al disco un barniz muy especial, muy personal. Hay despedidas, también hay huídas, trenes, viejos camaradas, botellas medio vacías, mala suerte y buena música. Muy buena música.
La carne y la piel que recubren los esqueletos de Hendrik Röver están hechas de guitarras acústicas, de mandolinas, banjos, órganos y algún que otro instrumento. Discreto pero intenso acompañamiento instrumental para una serie de historias que merece la pena escuchar.
No escribo más. De vuestra mano queda.
Hablamos de Esqueletos, personalísimo proyecto que ha ido poniendo en marcha Hendrik Röver, líder de Deltonos, en estos últimos tiempos. Un disco editado este año que no se está comiendo un rosco y cuya calidad e importancia es inversamente proporcional al furor que está generando en el mercado.
Hace algún tiempo Röver comenzó a escribir una serie de canciones que no encajaban en los eléctricos esquemas que manejan los Deltonos. Canciones que no necesitaban más que una guitarra acústica y una voz que les diese vida. Aparentemente más apropiadas para una noche alrededor de una fogata con viejos amigos, o para un melancólico domingo por la tarde, que para el humo y las luces de las salas de conciertos. Canciones que desgranan historias de pérdidas y de fracasos, de errores repetidos demasiadas veces, de soledades y sueños, de demasiada bebida y de batallas perdidas antes de luchar siquiera. Canciones que probablemente se disfrutan mejor en soledad. Son más pausadas, más esquemáticas de lo que nos tiene acostumbrados Hendrik Röver. Sobrevuelan los fantasmas de numerosos cantautores country los surcos de esta obra.
Una guitarra acústica acariada por un descarado slide inicia el disco y uno ya se da cuenta de que está ante una obra honesta y valiente, una obra marcada por la fidelidad a una manera de hacer música que hoy en día no cotiza al alza. Lo que viene después es un placentero viaje que discurre a través de emociones universales y cotidianas, pero todas ellas retratadas bajo la singular mirada de Hendrik Röver, que consigue dar al disco un barniz muy especial, muy personal. Hay despedidas, también hay huídas, trenes, viejos camaradas, botellas medio vacías, mala suerte y buena música. Muy buena música.
La carne y la piel que recubren los esqueletos de Hendrik Röver están hechas de guitarras acústicas, de mandolinas, banjos, órganos y algún que otro instrumento. Discreto pero intenso acompañamiento instrumental para una serie de historias que merece la pena escuchar.
No escribo más. De vuestra mano queda.
5 comentarios:
Genuflexiones y reverencias, caballero. Muchísimas gracias, me lo bajo ya mismo, y luego a buscarlo para su compra, pues seguro que me gusta. Ya te contaré.
Un abrazo Esquimal!
Sr. Mondongo
En el myspace de este hombre viene una dirección para comprarlo. Ya me contarás que te parece.
Esquimal, de puta madre tío, lo estoy escuchando ahora mismo, no he tenido tiempo antes, pero merece. Había escuchado ya algo en el myspace y no defrauda. Que grande el Hendrik! Gracias de nuevo!
Sr. Mondongo
Es un disco así en plan intimista pero muy fluido. A mi me ha tenido enganchado en verano. En directo se acompaña de Miguel Bañón y Santi Campillo y es una gozada.
Tampoco sabia de la existencia de este disco... Ya me lo estoy bajando.
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