miércoles, 22 de octubre de 2008

Elliott Murphy: Coming home again.

Elliott Murphy: Coming home again.





A nadie le sorprenderá que vuelva a aparecer Elliott Murphy por aquí, al fin y al cabo es uno de los músicos que más me flipa y nadie se lo hace en directo como él.
Con este tipo sucede igual que con un escaso y selecto grupo de veteranos del rock (Neil Young, Bob Dylan, Bruce Springsteen, Willie Nile, etc.), que no pierden con los años. Se mantiene frescos, ofreciendo música de calidad, fidelidad a sus principios y directos que hacen (o debieran hacer) sonrojarse a más de algún jovencito llamado a salvar el rock. En otros casos podemos hablar de trabajos dignos, de un buen estado de forma, de mantener viva una leyenda y lo que quieras, pero en el caso de Murphy tenemos que aceptar lo que llega a nuestros oídos y reconocer que a estas alturas, con casi 60 años, está ofreciendo buena parte de su mejor música, a la altura de sus discos de los 70s o incluso superior. Temazos como Green River, Come on Louann o Ground Zero ya forman parte intrínseca de sus conciertos y tienen su hueco como piezas fijas en sus repertorios, compartiéndose su lugar en los bises con piezas verdaderamente antológicas y desde luego, mucho más añejas. Que esas composiciones ocupen ese lugar algo querrá decir.
Incansable, Elliott Murphy ha encontrado tiempo para grabar otro álbum, Notes from the underground, publicado a mediados de este curso, cuando aún no habíamos acabado de digerir el excepcional trabajo que aquí nos ocupa. Se ve que mientras se patea los escenarios de media Europa aprovecha los ratos libres para ir grabando sus cancioncillas.
El caso es que a principios de 2007 aparecía este Coming home again, resultado de una vida en la carretera. Un disco de madurez, donde podemos apreciar la elegancia de su sonido en todo su esplendor. La forma de cantar de Elliott ha ido madurando desde sus míticos discos de los 70, consiguiendo una capacidad de evocación muy notable, convirtiéndose en un maestro del susurro. Sus registros siguen siendo limitados, pero conoce todos los trucos y recursos a su alcance para hacer que una canción funcione y sabe dosificarse, logrando que todo suene como tiene que sonar en el momento preciso.
Canciones introspectivas, con letras inspiradas y una atmósfera sublime. La producción exquisita (lo cual no es ninguna sorpresa) con unos arreglos acertadísimos. Las guitarras de Olivier Durand y las del propio Elliott, suaves y discretas, desmelenadas e incendiarias según lo requiera la ocasión. Un slide delicioso se lleva la parte del león en muchas de estas composiciones. Pero no debemos olvidar el magnífico trabajo de Kenny Margolis a los teclados, tan inspirado como cabe esperar en un músico de su categoría.
Resumiendo, que ya me estoy poniendo cansino, un disco perfecto, posiblemente el mejor de la carrera de uno de los cantautores más importantes del rock. Aún es reciente y lo podréis encontrar por ahí, así que no lo dudéis, a por él de cabeza. nadie debería quedarse sin este disco.


No hay comentarios: